miércoles, 21 de diciembre de 2016

Corazón de mimbre.

Y allí estaba él, y sus lágrimas en un simple coche de color rojo, perdido en la periferia de la ciudad. No era un chico normal, para lo que estamos acostumbrados a ver en estos tiempos que corren, era un hombre muy abierto para los demás pero tan cerrado para él mismo, el término que mejor le definía era EGOÍSTA. Egoísta con él mismo, por no mirar por él, por no quererse un poco más. 
Unas cuantas mujeres habían pasado por su vida, pero el cuento siempre terminaba con el mismo final que por desgracia no era "y fueron felices y comieron felices". Un día otoñal, apareció en su camino una chica morena, se enamoró de ella, emprendieron una vida juntos. En ese camino había mas baches que caminos rectos, él intentaba asfaltar ese camino con paciencia, amor, y madurez, sin embargo, ella quitaba de en medio todo el trabajo echo por él. Este cuento también tuvo un final similar a los anteriores ¿la diferencia? que aprendió a valorarse, a quererse así mismo, después de tanto tiempo queriendo a los demás ya era hora de quererse así mismo. Algún día, encontrará la chica que lo entienda, escuche y lo quiera, pero mientras tanto, es temporada para quererte a ti mismo. 

QUIERETE COMO QUIERES A LOS DEMÁS 

https://www.youtube.com/watch?v=WdZcC0nowBs

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