martes, 18 de diciembre de 2018

Una noche de Geminidas noté sus cálidos pies sobre los míos, sus suaves manos sobre mi cintura, conforme se acercaban a mi ombligo, mi mano bajo hasta la suya hasta que se entrelazaron. Mientras, ella notaba la respiración de él sobre la nuca, sus labios se humedecían, y sus dientes mordían su labio inferior. 

Me encantaba sus gestos, sus manías de abrazarme mientras dormía, los besos antes de irse a trabajar y hacerme la dormida para que sentir con la delicadeza con que lo hacía. Ver como tocaba la guitarra en aquel escritorio, y el humo del cigarro lo envolvía. Las noches de antojos de comida, helados. Sus caricias mientras conducía, los conciertos gratuitos en el coche, sus enseñanzas musicales, sus duchas interminables, los "¿Cómo vas, preciosa?", los buenos días envueltos en pequeños besos ----
Entonces fue donde se dio cuenta, que no sabia si esto seria par mucho tiempo, pero si que lo quería cuidar, para que esto tan bonito no se rompiera. Quería exprimir este momento al máximo, y ver dónde podía llegar esto y sobretodo él .
 Estaba empezando a aprender a quererlo, no era muy difícil, pero el miedo era el que me echaba para atrás. Miedo a no ser correspondido, a que sea yo la que este dando más y quedarme en un limbo esperando a que sea reciproco. Pero mi mente, por otro lado, pensaba que era cuestión de tiempo, que quisiera empezar la casa por el tejado, como dice la canción de Fito. 


Que alguien se convierta en casa, ese lugar que cuando jugábamos de pequeños te salvaba y ganabas, pues que alguien se convierta en eso es muy bonito, que te salve de todas las tempestades sin ningún problema, te agarre firmemente de la mano, te saque de ahí, y  seque tus lagrimas.

Que bonito es tener a alguien a quien  llamar "casa" cuando es el único sitio que buscar para refugiarte, para sentirte seguro, porque como en casa ningún sitio. 
 Ojalá ese hogar al que llamo "casa" nunca se vaya.
Porque... y si quizás quiero que sea casa para siempre, porque no quiero otra casa, me gusta esta, y no cambiaria nada de ella. 


Además que cada día descubro partes nuevas de esta casa, y es más grande, no hay nada que reformar. Déjame quererte casa.

Me gustaba sentir que cada día todo era mas bonito, robarnos besos inesperados, tener nuestros momentos de ternura, de delicadeza, contarnos nuestras batallas del trabajo, y que estés ahí para escucharme, para darme tu punto de vista a pesar de que me duela. 

Pero más me gustó poder perder el miedo de que la familia aceptase aquella locura. Pues podría ser una insania, en toda regla. Ambos nos conocíamos, prácticamente desde pequeños. La edad cuando somos de corta edad, parece un abismo, pero aquí poco importó. La diferencia es de casi ocho años.
Desde chicos, era mi amor platónico, ese amor que nunca podrás tener, pues que fuese el mejor amigo de mi hermano, no es que fuese la mejor idea, a pesar de eso, fue mi primer beso. He de decir que no tengo la escena con mucha claridad en mi mente, pero se que fue él, siempre fue él.
Que siempre estuvo en mi mente, es cierto. vagabundeaba por mi mente cada vez que le daba la gana, y cada vez que recordaba el momento, un escalofrío recorría cada parte de mi cuerpo. 

Y llegó el día de romper con las barreras del miedo ante familiares. Entre insegura, no sabia muy bien lo que iba a pasar. Aquello podría salir muy mal, en mi mente no había posibilidad de que aquello saliese bien. Pero una vez más mi mente se equivocó. 

Lo acogieron como a uno más, con cordialidad, y me atrevería a decir que hasta con algo de cariño. 
En general todos me sorprendieron pero, mi padre el que más. Nunca había visto a mi padre, feliz, contento y sobretodo de acuerdo con aquella relación. Para mi padre siempre he sido su niña, pues me resultaba increíble, que acogiera a alguien con tanto cariño... "¿Qué estaba pasando? ¿Mi padre daba consentimiento a aquello?. Vale, no me lo puedo creer." 
Fue una sensación nueva para mi, tenia sentimientos encontrados, entre felicidad y extrañeza. 
Pero aún más extraño fue con mi hermano, como mi segundo padre, ahí estaba después de muchos años después viendo a quien era el mejor amigo de mi hermano diciéndole "has crecido eh"
Pensaba que iba a estar mucho mas reacio a aquella relación, pero fue todo al contrario, estaba a gusto, contento, tanto que me dejaron de lado por un momento y se mimetizaron ellos dos. Y oye, yo la mar de contenta. 
Y por eso, eres casa y mi hogar, porque ya entraste en mi hogar y ahora estás para quedarte. Y todos los de dentro quieren que te quedes.