Hoy, os traigo una
historia la cual al recordarla, me trasmite sentimiento.
Hace unos años,
conocí a una chica muy simple, una chica con muy poca seguridad en
sí misma. Os pongo un ejemplo, cuando caminaba por los pasillos del
instituto siempre andaba con la cabeza baja, intentaba no llamar
mucho la atención, intentaba que nadie se fijara en ella. El simple
hecho de pensar que alguien la estaba observando, hacia que su cara
se encendiera como un globo apunto de explotar.
Yo la miraba desde
la cafetería en esa media hora que teníamos de recreo, ahí
sentada, sola hiciera calor, frio o diluviara.
Era una muchacha con
una dulzura interior que se veía desde lejos… pero un día me
decidí hablar con ella. Me senté a su lado y le hablé pero no
recibí respuesta alguna
Esa fue nuestra
última conversación, pues no quería agobiarla, pero no obstante
tenía curiosidad…
Pocas semanas
después vi que se fijaba en un chico, quizás no era un amor
correspondido ya que él tenía pareja, pero… ella le miraba con su
dulzura y poco después agachaba la cabeza. Veía aquel joven, y
apuesto nada mas que apenas 15 minutos y si coincidían que eso ya
era mucho decir…
Aquella joven se
enamoro de alguien que no la veía, y ella solamente tenía ojos para
él…Fui testigo de aquel romance en silencio…
Pasaron cuatro años,
y ahí estaba ella, sentada en un bar, esperando a que alguien se
sentara a su lado, como dije antes me causaba mucha inquietud, y
volví a observar como hice años atrás, y vi a un joven, muy
apuesto sentado a su lado y pensé – después de cuatro años, ahí
sigue, con su dulzura interior, pero hay algo que ha cambiado, pisa
fuerte, ya no agacha la cabeza y mira, con un apuesto joven…
El joven se giro
para pedir la cuenta de su pedido, y fui cuando lo vi. Sí, el joven
ese que ella se encontraba por los pasillos y hacia lo imposible por
coincidir con él, ese chico que ella no era capaz ni de articular
palabra.
Esa misma tarde,
busqué el número de ella, en Facebook (hoy en día, muy difícil es
no encontrar a alguien en las redes sociales) y decidí mandarle un
mensaje :
“Hola, quizás
no me conozcas, pero yo a ti sí. Soy tu conciencia, sí esa
que nunca has querido hacer caso, esa que intentaba resaltar tu
belleza interior y que la viera todo el mundo. Pero como no me
quisiste escuchar, me tuve que ir, y aquí estoy. Te hablo porque
hoy, te he visto con ese chico tan apuesto que te gustaba en el
instituto, ese por el que llorabas tantas noches, ese que decías que
era como uno de los de pasiones de Gaviles, de esos que jamás ibas a
poder tener entre tus brazos…
Hoy después de
18 años, te he visto segura de tí, he visto que te quieres y
sobretodo que te quieren. ¿Te digo un secreto? ¡Pero que quede
entre tu y yo! Estás preciosa, y me ha encantado veros como os
sonreíais y parecía que todo iba a cámara lenta.
Espero que te
vaya bien.
Tu conciencia”
No hay comentarios:
Publicar un comentario